En Japón los gatos no son simples mascotas; son considerados símbolos de buena suerte, prosperidad y protección contra los malos espíritus. Forman parte de la cultura japonesa, de su historia, sus leyendas y su geografía, y hasta tienen su día nacional.
¿Cómo llegaron los gatos a Japón?
Se cree que los gatos o neko (猫) en idioma japonés, llegaron a ese país muchos siglos atrás desde China y Corea, a través de la Ruta de la Seda. Fueron los monjes budistas los primeros en adorarlos, ya que estos felinos protegían sus manuscritos de los roedores, convirtiéndose en los guardianes de esos de textos japoneses.
A lo largo de toda la historia, los gatos cumplieron un papel importante en el cuidado de distintos bienes muy preciados para la economía japonesa: protegían el arroz, los gusanos de seda y los textos del ataque de los roedores. Sin quererlo, se convirtieron en sus guardianes y los japoneses los comenzaron a adorar y venerar.
Templos e islas
Tal es la adoración que tienen los japoneses que existen varios templos dedicados a ellos, como el templo Unrinji y el santuario Imado Jinja. En gran medida, esto se debe a las tradiciones sintoístas que existen en aquella cultura, por la cual se levantan santuarios y templos para adorar distintos elementos y seres de la naturaleza. Pero también tiene su explicación en las leyendas populares que instalaron las figuras de los bakeneko y los nekomata. Estos gatos son seres fantásticos que pueden transformarse en humanos y poseen poderes mágicos; pueden realizar acciones buenas o actos de venganza y maldad, por lo que son vistos con respeto y temor. Por lo tanto, los templos y santuarios son destinados a la adoración de los felinos para contar con su protección en diferentes aspectos de la vida cotidiana.
Pero los gatos no solamente han conquistado templos, sino también islas. Tal es el caso de Aoshima una isla al sur de Japón, a 20 minutos en ferry de la ciudad de Nagahama. Actualmente, solo viven en ella 5 o 6 personas de modo permanente, pero alrededor de 120 felinos. Esta isla se ha convertido en un lugar de peregrinación de los amantes de estos animales.
Algo similar ocurre con Tashirojima, una isla ubicada al norte de Honshu. Aunque en su momento de mayor auge tuvo una población mayor, hoy en día habitan allí unas 80 personas que comparten el entorno con cerca de 150 gatos.
En ambos casos, los gatos llegaron a estas islas como aliados para combatir los roedores y así proteger las industrias locales (de sardinas, en un caso y de gusanos de seda, en el otro).
Los gatos en la cultura pop
Al estar los gatos tan presentes en la vida de todos los japoneses, la cultura popular también los incorporó. El maneki-neko (招き猫) o “gato de la suerte” se ha vuelto uno de los elementos de decoración más conocidos no solamente en Japón sino en el mundo entero. Es una pequeña escultura de un gato con su pata delantera izquierda, con la que la llama e invita a los visitantes y a la buena suerte a ingresar en la casa o negocio donde se encuentre.
“Maneki” (招き) deriva del verbo “manku” que en japonés significa “invitar a pasar” y “neko” (gato). Por eso es el “gato que invita a entrar”.
Según la leyenda, en el siglo XVII el Templo Gotokuji (uno de los tantos templos de Tokio que aún hoy se puede visitar) estaba con serios problemas económicos y semidestruido. En él habitaban un sacerdote quien, a pesar de su pobreza, compartía su comida con su gata Tama.
Un día, un señor feudal que pasaba por allí fue sorprendido por una gran tormenta y se refugió bajo un árbol a esperar que pase la tormenta. Desde allí vio a la gata haciéndoles señas con su pata para que se acerque a la puerta del tempo. El hombre, asombrado, dejó el refugio y se acercó a la gata; en ese preciso instante, un rayo cayó en el árbol bajo el cual se encontraba segundos antes y así salvó su vida.
Como gesto de agradecimiento, el hombre rico pagó los arreglos del templo, el cual prosperó y el sacerdote y Tama nunca más pasaron hambre.
La gata japonesa más famosa
Pero si hablamos de gatos japoneses mundialmente famosos, quizás el primer puesto lo tenga “Hello Kitty”. Creada en el año 1974 por la diseñadora Yuko Shimizu para la empresa Sanrio, esta gatita blanca, de estilo sencillo y tierno, cautivó a niños y adultos de todos los países convirtiéndose en un ícono de la cultura pop.
Tal trascendencia mundial posiblemente tenga que ver con el hecho de que Hello Kitty no tiene boca, lo cual la hace más adaptable a cualquier cultura o situación. Esa fue la intención de su creadora, para que las personas pudieran proyectar en ella sus emociones e interpretarla de acuerdo con lo que cada persona sienta en ese momento. En la actualidad, existen cientos de versiones y productos desarrollados a partir de esta gatita.
Los Neko cafe
En Japón las viviendas son de tamaño reducido, principalmente en las ciudades más grandes, y el costo de vida es bastante elevado. Por estas razones, no todos los hogares tienen un gato como mascota. Sin embargo, para aquellas personas que tengan ganas de acariciarlos, de sentir el roce de su pelaje contra el cuerpo y de dejarse cautivar por sus suaves ronroneos, existen los “neko cafe”.
En estas cafeterías es posible tomar un té y comer algo sabroso. Pero lo atractivo del lugar es que en ellas habitan algunos gatos con quienes el cliente puede interactuar.
Los espacios están preparados con rascadores y otros juegos para gatos. Además, tienen amplios sillones y almohadones en el piso para que las personas se puedan relajar para disfrutar la compañía de sus anfitriones de cuatro patas.
Es preciso reservar con anticipación y además de lo que se consume, se paga una tarifa por tiempo. Lo más importante en los neko cafe es respetar las normas propias de lugar: no forzar a los gatos a interactuar con nadie sino esperar a que ellos se acerquen; interactuar solamente con los gatos que están identificados para poder hacerlo (por lo general, con un collar de un color determinado); no alzarlos en brazos; no alimentarlos (excepto con comida específica que se compra ahí); y no molestarlos mientras duermen. Aquí, son los gatos quienes se reservan el derecho de permanencia y admisión.
Día nacional del gato
En Japón, el 22 de febrero se festeja el día nacional del gato. La elección de este día tiene que ver con el idioma: la pronunciación de los números de la fecha 22/2 (ni ni ni, en japonés) suena de un modo muy parecido al maullido de un gato. Sí, allá los datos no dicen “miau” sino nyan (ニャン).
Me llamo Pablo Galian. Desde hace muchos años, vivo en la Ciudad de Buenos Aires. Siempre me interesaron las distintas formas de expresión artística, como un modo de expresar la riqueza que todas las personas llevamos dentro. Asistí a distintos talleres de pintura, collage, fotografía y escritura, y mis producciones combinan un poco de cada forma de expresión. En el 2024 comencé a formarme en la Tecnicatura en Redacción de Textos para profesionalizarme en ese campo.
En Manabu encontré un espacio donde puedo relatar lo que he aprendido de Japón y su cultura cuando visité ese país, pero también me permite compartir con los lectores las investigaciones que realizo sobre estos temas.